Observamos como un problema de discriminación de una etnia, la tuareg, se ha convertido con el paso de los tiempos en un conflicto no sólo étnico, sino geográfico, de autonomía de este pueblo, político, geopolítico y de intereses económicos donde Occidente participa.
Además, como considera el periodista Caballero “Hay que tener en cuenta que permitir la independencia de Azawad estaría lanzando un mensaje a los tuaregs que se encuentran en los países vecinos, quienes también podrían reivindicar la independencia. Y es que, a pesar de lo declarado en el comunicado de independencia del 5 de abril de 2012, nada indica que se respeten las fronteras establecidas. Al mismo tiempo, los grupos cercanos a Al Qaeda se podrían sentir animados por los primeros éxitos y lanzar nuevos ataques en otros países de la zona”[1].
Para terminar, quiero hacer alusión al artículo de la periodista Rose Skelton en su artículo para el diario El País ¿Traición en Malí? en el que la autora cuenta en primera persona los hechos ocurridos en Malí, las impresiones de sus gentes y una conversación que mantuvo con un amigo suyo de Malí, Yaya, en la que intercambió impresiones sobre el golpe de Estado. “El hecho de que el Gobierno hubiera caído en cuestión de horas tras una pelea que estalló en un cuartel entre soldados enojados y el ministro de Defensa, muestra lo frágil que es el marco social y político de Malí”, comenta. Además, Skelton cuenta que “en los días siguientes al golpe, mientras entrevistaba a trabajadores del Gobierno, vendedores de zapatos, músicos y estudiantes, que, en su mayoría, me decían que eran felices, que la Era ATT [Amadou Toumani Touré] había pasado y tal vez los militares podrían hacer mejor trabajo, me esforcé por entender cómo las cosas en este país considerado ‘modelo de Democracia’ […] habían terminado de este modo […]. Sólo unas pocas personas afirmaron estar disgustados por el modo en que el Ejército tomó el poder”. Es curiosa esta muestra de que la democracia occidental no es aplicable a todas las culturas, así como la interpretación que el amigo de la periodista tiene de por qué el común de los malienses es tan feliz con el golpe de Estado: “El sistema de votación democrática sólo existe desde hace veinte años y Malí es, en cambio, un país famoso por su historia de reyes nobles, guerreros valientes y grandes imperios, ninguno de los cuales fue elegido a través de las urnas”.[2]
[1] CABALLERO, C., “¿Qué pasa en… Azawad?” EN África no es un país. Blogs Internacional. El País, 9 de abril de 2012.
[2] SKELTON, R., “¿Traición en Malí?” EN África no es un país, Blogs Internacional. El País,11 de mayo de 2012.
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